domingo, 13 de marzo de 2011

¿Ser devorado o devorar el mundo?

No pretendo meterte miedo, sólo pretendo meterte un poco de realidad. Bien, comencemos:
Antes pensaba que ser valiente consistía en no tener miedo a nada, pero no es así. Todos tenemos miedo. Todos. Puedes ponerle las etiquetas que quieras, ponerle diferentes nombres, utilizar las palabras tabú que se te antojen, pero al fin y al cabo son miedos. Y son viejos amigos que estuvieron, están y estarán ahí siempre. No podemos suprimirlos, esquivarlos, asfixiarlos, porque sólo perderíamos el tiempo, incluso toda una vida estando alerta innecesariamente. El truco está en convivir con ellos de la mejor manera posible, y transformarlos.
Sin duda es el mayor oxidante universal, con él, el columpio más reluciente y precioso comenzará a chirriar hasta paralizarse, y es entonces cuando tendrá que aparecer el aceite que te salvará: seguridad en ti mismo.
Así pues tus miedos están ahí, a veces escondidos, huidizos, sigilosos, sutiles, pero presentes, bajo capas de seguridad y códigos secretos en tu mente; y se manifestarán en tu día a día en cuanto tengan ocasión.
Y de pronto te encuentras con el dragón. La gran bestia. Él es quién te devorará si te ve indefenso, o por el contrario, en el que volarás para conocer el mundo si lo consigues domar. Todo se resume en una pregunta: ¿ser devorado o devorar el mundo? Y lo mejor es que está en tu poder, eres tú el que elige.
No es más valiente el que no tiene miedos, sino el que consigue cabalgarlos. Esa es la clave.

No hay comentarios:

Publicar un comentario