domingo, 27 de febrero de 2011

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Cúmulo de personas que estais ahí, recorriendo las calles con uniformes iguales, rápido, a un compás de cuatro por negra, preocupados por vuestra estética, por vuestras llamadas telefónicas perdidas, por el ayer, por el mañana, esclavos del tiempo, del tiempo que os lleva, que os arrastra cada vez más, porque os dejais llevar. Vuestro Antiguo Régimen sigue ahí, está presente, aunque nos os deis cuenta. No se trata de ciudadanos autónomos de verdad, simplemente porque hay unas normas establecidas, imaginarias, que están en el aire marcadas por el entorno, que la gente sigue por no romper esquemas ni rutinas, la gente cumple este estado absolutista porque quiere, no porque se lo impongan obligatoriamente. Esclavos de las modas, del paso del tiempo, de la sociedad, de las apariencias, de equipajes innecesarios, del qué dirán. ¿Dónde quedaron aquellos ilustrados? Señor que rellena papeleo en una oficina y lo que en realidad quiere es conocer mundo y ser artista, mujer que quiere cambiar el mundo y su horario de trabajo en el bar de carretera no se lo permite, chica que quiere montar una fábrica de sueños. ¿Dónde estais?, ¿dónde os escondéis?, ¿por qué no os manifestais?
No importa la ideología que tengas, o en qué creas. La gente que marcó diferencia, incluso miles de años más tarde, sigue siendo recordada: personalidades varias totalmente diferentes como Jesucristo, Woody Allen, Marilyn Monroe, Gandhi, Lennon, Walt Disney, Napoleón Bonaparte, Maradona, James Dean, Marie Curie, Dylan, Tarantino, Che Guevara, Kurt Cobain o Bill Gates. Todas diferentes pero con algo en común: defendieron y transmitieron su mensaje siendo un aire fresco en un aburrido desierto y marcaron en la historia, positiva o negativamente, pero no dejaron de marcar.
Podrán llamarte loco, pero no podrán llamarte aburrido. Y es que en lo original y lo diferente reside el encanto. Da igual si es rareza mala o buena, la cuestión de no dejar indiferente, eso es lo bonito.
Yo voto por repetir lo de 1789. A lo grande.

domingo, 20 de febrero de 2011

Curiosidades

En el extremo de una calle está el sujeto A: una joven con medias de rejilla y botas rosas, describiría la ropa pero es tan minúscula que no creo que sean relevantes los otros detalles.
En el otro extremo sale en acción el sujeto B: un hombre trajeado, atractivo, entrado en años, con maletín de serpiente en mano, correcto, elegante.
Ambos van andando, se cruzan en el punto adecuado. El sujeto A dirige al sujeto B una mirada de admiración y elogio. Sin embargo, el sujeto B lanza una vista general y efímera a A, ya que según él no puede desperdiciar su valioso tiempo en fijarse en lo peor de la sociedad; breve pero intensa mirada, ya que concentraba superioridad, desprecio, incluso asco en un sólo contacto ocular.
Es curioso. Es curioso porque el sujeto A escuchó muchas promesas acerca de ir a un país donde tener una vida mejor y ser libre, pero acabó en una mafia de la que no puede salir, amenazada de muerte.
También me produce curiosidad lo del sujeto B. Es curioso porque tiene la desfachatez de creerse superior al sujeto A mientras que él también se prostituye, no de la misma manera, pero se prostituye; da su cuerpo, su trabajo, su experiencia, a una empresa privada que en realidad no le aporta nada, sólo dinero en grandes cantidades, cometiendo los mayores fraudes y timos que haya podido existir, y lo sabe, lo sabe muy bien. Es curioso porque contribuye con una mafia y ha ayudado a que esa pobre chica llena de ilusiones acabe así, incluso siendo su fiel cliente.
Es curioso porque te joden la vida y aún por encima te miran mal.
Me inquieta que la dignidad de las personas se mida por el número de reptiles que se haya tenido que matar para conseguir un simple maletín.
Perdonen tanta repetición, pero simplemente, es curioso.

lunes, 14 de febrero de 2011

Autocrítica

La semilla crece. Crece y crece y el capullo comienza a abrirse, a florecer y todo es un proceso aparentemente precioso y lleno de vida, hasta que por fin se abre, y nos descubre que en el interior, en vez de haber una hermosa flor, hay una fuente de bichos y putrefacción.
Todo esto ocurre porque regamos con los productos inadecuados. Regamos, sí, regamos, pero con ácidos que encontramos por ahí. Y es que no es de extrañar, creamos héroes de basura y pasarán décadas hasta que nos demos cuenta de que el asunto huele mal, los músicos eran las voces de la gente de las calles hasta que decidimos que en España la portavoz oficial fuera Belén Esteban, preferimos suprimir CNN+ para dar lugar a Gran Hermano 24 horas para ser espectadores de vidas ajenas que en realidad sólo quieren un buen puesto en Sálvame mientras las nuestras se nos escapan de las manos, alardeamos de que debatimos cuando en realidad gritamos e insultamos ante cámaras, y luego, después de todo esto, incluso se nos da por decir que somos avanzados, modernos y civilizados. Lo de siempre, ir de modernitos mientras el mundo se va quebrando y nosotros con los brazos cruzados pero con las cuerdas vocales bien tensas.
Y es por eso por lo que tenemos que regar, porque es imprescindible, pero regar bien. Sin dejar que los medios de comunicación rieguen tu mente como quieran, sin que consigan que veas lo que sólo quieren que veas, no ver sólo lo que te filtran, ver más allá.
Regar con conocimiento, para que nunca nadie logre que en vez de bombear sangre, bombeemos mierda.